Ayer mismo regresé a Valencia después de estar unos días dando vueltas por Madrid, de biblioteca en biblioteca y de conferencia en conferencia, fotocopiado libros y consultando tesis inéditas escritas por mis antecesores en el estudio de la figura de Pío Baroja. Aunque ya lo intuía, estos días de sobredosis barojiana me han servido para acabar de captar la esencia del porqué Baroja, siendo un escritor tan criticado - en su día y hoy - por la crítica, ha sido y es un autor tan querido por los lectores y sobre todo, por un grupo de fieles incondicionales. El secreto de la escritura barojiana, más que el contenido de sus novelas, está en el estilo. Esa es la palabra clave: estilo. Baroja es de los pocos escritores, escasos en el panorama literario patrio, que supieron crear y acuñar un estilo inconfundible, una forma de narrar inimitable. Ayer leía volviendo en el tren, que los escritores que permanecen, los que sobreviven al maregmágnum de la historia son precisamente ésos, lo que logran crear un estilo; en el caso de Baroja, lo barojiano.
Digo todo a cuento de una tristísima notícia que recibí ayer: la muerte del periodista deportivo Andrés Montes. Para todos los que seguimos el deporte en España, en la televisión y en la radio, Montes no necesita presentación. Prueba de esta popularidad son las innumerables reacciones que se han producido desde ayer por la noche y los espontáneos homenajes a su figura que ya circulan por la red. En la web del diario Marca, la notícia ya pasa de los 4000 comentarios por parte de los lectores y, en esa misma web, donde escribió una columna Montes hace algunos años, han seleccionado los mejores vídeos-homenaje que ya ha ido colgando la gente en Youtube.
Para la gente que no conozca de nada a Montes o para la gente a la que le suena su peculiar fisionomía, pero no acierta a relacionarlo con algo concreto, debo decir que, en cierto modo, a Montes le ha sucedido un poco lo que decía sobre Baroja. Formado en el mundo de la radio, Montes se dió a conocer para el gran público español gracias a sus retransmisiones de los partidos de baloncesto de la NBA en Canal +. Fue durante los años noventa, cuando aquel Canal + todavía codificado llegaba a España, cuando los españoles tuvimos acceso por primera vez a los partidos de la liga americana de baloncesto, esos partidos que en España se ofrecían a altas horas de la madrugada. Durante estos años, Montes fue capaz de hacer lo que pocos periodistas deportivos en España han sabido: crear un estilo personal, una forma de narrar los partidos (son archiconocidas las numerosas coletillas que inventó e incluso existen páginas web en la que se recopila el vocabulario de Montes) y una forma de entender el deporte y el entretenimento. Y todo esto lo hizo Montes formando pareja profesional con el periodista experto en la NBA, Antoni Daimiel. Daimiel y Montes formaron durante los noventa una de las mejores parejas profesionales que ha dado el periodismo deportivo español, dejando para la posteridad algunos momentos de gloria. Sus narraciones de los partidos de la NBA se caracterizaron siempre por su tono distendido y por sus diálogos medio filosóficos, medio existenciales (vean el que enlazo al final de la entrada) en torno a múltiples aspectos de la vida americana y de la vida en general. Daimiel aportaba la erudición baloncestística y Montes aportaba la frescura y la espontaneidad, la ironía.
Con la marcha de Montes de Canal + a Radio Marca y luego a la Sexta, la cosa cambió y a Montes le llegó su segundo momento de gloria profesional, cuando empezó a narrar partidos de fútbol se la selección española en La Sexta, formando pareja con el ex jugador de la selección, Julio Salinas. Montes trasladó parte de su peculiar y estrafalario vocabulario a un terreno tan purista como el de la narración deportiva futbolística. Por esto se le acusó de ser poco riguroso, de tener escasos conocimientos futbolísticos y de ser más un showman que un periodista informado. Sin embargo todo esto, el éxito de Montes fue parejo al éxito de la selección que ganó la Eurocopa de Austria y Suiza.
La retransmisión del último Eurobasket de Polonia ganado por la selección española fue la última aparición de Montes en televisión. Allí anunció que abandonaba La Sexta sin saber que, lamentablemente, días después nos iba a abandonar a todos. Los múltiples tributos que la gente del deporte ya le está rindiendo a este genial periodista deportivo y el número de fieles seguidores que convirtieron a Montes en una referencia, demuestran que sin ser seguramente un erudito en ninguno de los ámbitos en los que trabajó (curiosamente, Montes tenía fama de ser un consuma melómano y un erudito en temas musicales), Montes sí fue capaz de crear un estilo propio, un sello inconfundible. Por esto, estoy casi seguro de que dentro de unos años, mucha gente se seguirá acordando de él y de su peculiar y particular estilo.
Una gran lástima lo de Andrés Montes.
ResponderEliminarSobre Baroja tienes razón, su estilo ágil, antiretórico, a veces casi impresionista y directo fue todo un logro en su tiempo, e incluso ahora. También es cierto que le tiraba mucho el folletín y a veces se relajaba más hacia ese rollo (empecé hace días El Mundo es ansí y me pareció demasiado eso, lo dejé).
Sobre Baroja deberías leer dos libros que leí en su día, de Sánchez-Ostiz. Bueno tres: Derrotero de Pío Baroja, Pio Baroja, a escena, y Tiempo de Tormenta.
También te recomiendo, si no los has hecho ya, echar un ojo a 'Qué hacemos con Baroja?', de Victor Moreno, si quieres ser fiel a la verdad y ver por qué derroteros politicos iba el pensamiento de don Pío. (Por cierto, el otro día visité su tumba, en el cementerio civil, llámame friki.)
Un abrazo y me temo que mis recomendacioens ya las tenias tú desde hacía tiempo, pero era mi deber decírtelo.
abrazos,
Eduardo
*antirretórico, sorry (odio cuando pasa eso)
ResponderEliminarUna pregunta técnica. ¿Cómo has incluido eso de la Suscripción, para que lleguen las respuestas al e-mail? No doy con ello en blogger. Parezco tonto. O no lo ponen fácil, oñe.
ResponderEliminarEfectivamente, Eduardo, tengo controlados los libros de Sánchez-Ostiz (te escribo un correo y te explico) y el de Victor Moreno, aunque el tema de la controvertida ideología política de Baroja no tiene mucha relación con mi tesis.
ResponderEliminarMuchas gracias y un abrazo igualmente.
No tengo ni idea, Eduardo. Del 90% de cosas que aparecen en el blog no tengo ni idea. Eso que dices tú lo vi ayer por primera vez, pero - que yo sepa - no he nada para que salga, igual que las fotos de los comentaristas que antes no salían y ahora sí (¿?) Supongo que será alguna opción de estas que vienen en configuración, pero no te sé decir cuál exactamente. Fácil ya te digo yo que lo ponen porque yo cada vez que escribo una entrada larga y mínimamente cuidada, me pasó dos horas "maquetando" y dando formato. Cuando dejas un espacio no sale; cuando no lo quieres dejar, salen dos. En fin, paciencia es lo único que se me ocurre...
ResponderEliminarMe metí con él en cierta ocasión... pero tampoco era para tanto. Me supo mal cuando me enteré. Una lástima.
ResponderEliminarTe comprendo, Juan. Ya decía arriba que mucha gente se metió con él por su peculiar estilo, no siempre entendido. Al margen de esto, los humanos nos pasamos la vida metiéndonos unos con otros, a veces con razón, otras por puro aburrimiento...
ResponderEliminarYo también me metí con él, lo cual no tiene nada que ver con el hecho de que uno lamente su tragedia, que por cierto me resulta especialmente incomprensible, si se trata de un suicidio, pues no parece tratarse de un personaje sin recursos de financiación si realmente atravesaba la difícil situación económica de que se hablaba. En fin, temas de prensa rosa, en el fondo. Nunca me gustó su estilo, al menos tal y como lo exhibió en la Sexta, quizá porque no me gusta en general el sello de dicha cadena. Los partidos de la selección de baloncesto me cuesta vivirlos como una pachanga o como el espectáculo montado como excusa para el lucimiento de un speaker más o menos ocurrente. A mí jamás me arrancó una sonrisa, quizá porque creo que el humor es algo más adulto y cargado de ironía que toda esa ristra de apodos y dichos más o menos preprogramados que Montes adhería sin motivo a lo que veíamos.La gente que ve perder a su equipo no está para bromas de críos. La euforia que intentaba transmitir a la americana, porque sí, debe estar en función de lo que ocurre en la cancha, no otorgarse por decreto y a priori. No pretende otorgarle al deporte una trascendencia que, ciertamente, no tiene, pero los partidos se viven con intensidad o uno apaga la tele. Los protagonistas son Gasol y Garbajosa, no son la excusa para que el locutor haga el payaso.
ResponderEliminarLamento su muerte porque creo que era un buen tipo y porque ayudó a popularizar el baloncesto en los ochenta, pero no comparto su estilo ni su concepción de lo que es la transmisión en directo.
Entiendo tu postura, David. A mi lo de los motes y la onomatopeyas tampoco era lo que mas me gustaba del estilo de Montes. Para mi sus mejores años fueron los que compartió con Antoni Daimiel, comentando la NBA. Fueron una gran pareje televisiva que supo combinar muy bien dos formas de entender el baloncesto y de tomarse un partido muy diferentes. El otro día entré un blog (pongo el enlace, aunque sé que no funciona) en el que habán colgado una selección de vídeos de Youtube con los mejores diálogos de la pareja. Hay algunos (como el que he puesto yo arriba) surrealistas y delirantes, si se tiene en cuenta que se está comentando un partido de baloncesto:
ResponderEliminarhttp://emeshing.blogspot.com/2009/10/vida-maravillosa-by-montes-daimiel.html
Paco Fuster