19 marzo, 2012

Joan del Alcàzar


Conozco a Joan del Alcàzar desde hace cinco o seis años. No tuve la suerte de tenerle como profesor durante la carrera (cuando aprobé la asignatura de “Historia de América Latina” él no impartía clases en nuestra facultad), y apenas pude compartir con él tres o cuatro sesiones del Máster en Historia Contemporánea. Sin embargo, y creo que no es desvelar ningún secreto, es una de las personas de mi Departamento – y de mi universidad – por las tengo un mayor respeto profesional y un mayor cariño personal. De lo primero no voy a hablar mucho porque su actividad intelectual y académica es de sobra conocida por todos. El profesor del Alcàzar es uno de los más acreditados expertos en la Historia Contemporánea de América Latina que hay en España y una de las pocas personas de nuestra universidad que ha transcendido la esfera de lo puramente académico para convertirse en un intelectual respetado por su opinión sobre el mundo de nuestros días, habitual de las tertulias y los programas de televisión sobre política internacional y perito experto en el juicio contra el dictador chileno Augusto Pinochet instruido en 1998 por el juez Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional. Su trayectoria docente e investigadora – que culminará felizmente, y si todo va bien como esperamos, dentro de unos meses con su acceso a la cátedra para la que ya está debidamente acreditado – dentro de este ámbito es sencillamente intachable y ha sido unánimemente reconocida por alumnos, discípulos y colegas de dentro y fuera de nuestra universidad.

En el plano más personal, solo puedo tener palabras de agradecimiento para quien es, para mí y para el resto de investigadores jóvenes de nuestro Depto., un referente en lo intelectual y un ejemplo a seguir en lo personal y humano. Todavía recuerdo mi primer contacto – electrónico – con Joan, en mi último año de carrera. En su calidad de director de la Universitat d’Estiu de Gandia, le escribí para preguntarle por una conferencia que iba a impartir allí el profesor Anaclet Pons y a la que tenía interés en asistir. No le conocía de nada, pero recuerdo que no pasó ni una hora desde que envié el mail hasta que recibí una respuesta tan amable como generosa, con toda la información que necesitaba y con una invitación expresa para que fuese a Gandia a conocer esa otra parte de nuestra universidad que por entonces desconocía. No solamente fui, sino que creo recordar que fue ese día cuando le pedí a Anaclet Pons (como se lo había pedido un par de días antes al profesor Justo Serna) que fuese el codirector de mi tesis doctoral.

Tras esa primera visita, he estado muchas más veces en Gandia, primero en la Universitat d’Estiu y luego ya en el CIG (Centre Internacional de Gandia), cuando el cambio de nombre y la remodelación institucional. De hecho, creo que no he fallado ningún verano a mi cita anual con la ciudad ducal, casi siempre como oyente (una vez incluso como conferenciante) en las conferencias impartidas por Justo Serna en los distintos cursos en los que requerían su presencia. Recuerdo mañanas de un calor intenso en pleno mes agosto conduciendo con mi coche hasta Gandia y coincidiendo en el aparcamiento con Justo, y recuerdo tardes compartidas con Alfons Cervera (y con Justo, cómo no) en esos cursos sobre “historia y novela” o sobre “memoria histórica” que con tanto cariño organizaba. Recuerdo aparcar en la zona azul del Passeig Germaníes y recuerdo las cervezas en la terraza-jardín de la Casa de la Marquesa.

Y por supuesto, recuerdo a Joan del Alcàzar saludándonos cuando llegábamos y despidiéndonos cuando nos íbamos, siempre pendiente de que no nos faltara nada, siempre atento al mínimo detalle. Y es que hablar de Joan es, inevitablemente, hablar de Gandia y de la UV. Si no tengo mal entendido, han sido doce años los que nuestro compañero y amigo ha estado al frente de la Universitat d’Estiu de Gandia (con sus distintos nombres y funciones); doce años en los que ha convertido lo que era una universidad de verano más bien modesta y regional en un auténtico referente a nivel nacional e internacional durante los años – aquellos maravillosos años – en los que la UV le dio el respaldo económico e incluso institucional necesario. Aunque a alguna gente se le haya olvidado, por Gandia han pasado conferenciantes de la talla de Manuel Vicent, Josep Ramoneda, Amelia Valcárcel o José Luis Sampedro, entre otros. Pero, sobre todo, han pasado miles de alumnos que han entendido que un universitario lo es todo el año y no solamente durante los meses que dura el curso y, que a veces, un seminario o un curso de verano puede ser también enriquecedor, quizá por ese ambiente especial – más distendido, pero igualmente provechoso – que se vive en este tipo de encuentros.

Hace unos días conocimos la noticia de la dimisión del profesor del Alcàzar de su cargo como director del CIG a través de una escueta noticia aparecida en la web de la UV. Quienes me conocen (incluido el propio Joan) saben cuál es mi opinión sobre la forma en la que se ha comunicado a la comunidad universitaria la noticia de la dimisión y, por eso mismo, no voy a hacer ningún comentario. La intención de este texto no es esa. Lo que quiero hacer a través de estas breves pero sinceras líneas es lo que no han hecho otros: dar públicamente las gracias a mi ex profesor, compañero de Depto. y amigo, Joan del Alcàzar Garrido:

- Como miembro de la UV, por esos doce años de trabajo intenso y dedicación en Gandia y por contribuir con su bonhomía y su amabilidad a hacer que los que hemos ido de paso cada verano a la que ha sido su casa nos sintiéramos como en la nuestra.

- Como miembro del Depto. de Historia Contemporánea de la UV, por estar siempre dispuesto a ayudar, incluso desde la distancia, a sus compañeros y, muy especialmente, a la gente más joven. Aunque escribo a título personal, creo hablar en nombre de todos los que han sido becarios de nuestro Depto. durante estos últimos años cuando digo que Joan ha sido y es una de las personas a la que hemos sentido más cerca. Y eso – la cercanía del compañero y el consejo oportuno de la experiencia – es algo que no se olvida en estos años de dudas cuando uno empieza; al menos yo no lo voy a olvidar cuando me vaya de la universidad.

- A título individual, por todos los detalles que siempre ha tenido conmigo desde el día en que cruzamos aquellos mails. Por ayudarme a elegir el tema de la tesis doctoral; aunque ahora parezca mentira por la distancia temática y geográfica que separa nuestros respectivos ámbitos de investigación, debo decir que en su momento me fueron muy útiles los consejos que me dio una tarde en su despacho sobre cuáles eran los aspectos que un doctorando debía tener en cuenta a la hora de elegir un tema para su tesis. Por asistir a la presentación de mi primer – y hasta ahora único – libro en una fría tarde de diciembre, en otro gesto de cariño que tampoco voy a olvidar. Y, en definitiva, por atenderme siempre con la mejor de la sonrisas, incluso en esos días en los que la vida universitaria nos supera.

No sé hasta qué punto son reconfortantes estas palabras de un humilde historiador en unos momentos en los que, imagino, uno espera otro tipo de reconocimientos. Lo que sí que sé es que tenía muchas ganas de escribirlas y que, hoy por hoy, lo único que se me ocurre hacer es decir esto:


Gràcies per tot, Joan!

7 comentarios:

  1. Moltes gràcies, Paco, per aquestes paraules escrites des de l'afecte i la companyonia. No sé si són tants els mèrits que m'atribueixes com a docent o com a company de Departament, però si tu ho penses així em dones una gran satisfacció. Pel que fa a Gandia, a la meua tasca coma director i als teus records d'assistent i participant, m'alegra que captares que era una faena que realitzava amb molt de gust, gaudint-ne d'ella. Una abraçada.

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  2. Juan Carlos Colomer21 de marzo de 2012, 11:50

    Como compañero, "discípulo" y creo, amigo, de Joan suscribo totalmente estas palabras. Gracias Paco por tu recuerdo que es el de todos/as los que hemos compartido vivencias, experiencias y gratos momentos con Joan en Gandía. Ahora, estoy seguro, se abren nuevos proyectos para el profesor y nuevas y ricas experiencias que harán de la institución universitaria más rica, plural y activa culturalmente.

    Va por ti Joan!

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  3. Comparto enteramente lo dicho por Francisco Fuster en el post que dedica a Joan Alcàzar. Creo que ha hecho una brillante gestión y creo que la Universidad hace mal forzando la dimisión de Joan. Cuando digo forzando, me refiero a que le han puesto las cosas tan difíciles que no le ha cabido más que la dimisión. Y eso tiene un responsable, un nombre y apellidos que, si me permiten, no diré. Al menos de momento.

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    1. Juan Carlos y Justo, muchas gracias por vuestro comentario y por apoyar con más argumentos y razones mi postura entre el agradecimiento sincero y la indignación contenida.

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  4. És molt d'agrair que almenys algú --tu, Paco-- diga les coses que calia dir i que done les gràcies per la bona gestió feta. Tants anys d'esforç i dedicació a un projecte com el de Gandia no es poden liquidar de la manera silenciosa i vergonyant com s'ha fet. Estic segur que Joan haurà sabut apreciar el teu gest, i és per això que també m'hi afegesc. Una abraçada, Joan.

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    1. Benvolgut Antoni: moltes gràcies per les teues paraules i per afegir-te a l'agraïment al nostre company. Ets una persona autoritzada per a parlar de la nostra universitat i, dissortadament, pots comprendre millor que nosaltres el que pot sentir una persona que - com has fet tu mateix amb PUV - dedica bona part de la seua vida professional a un projecte i acaba tenint que deixar-lo sense rebre un reconeixement oficial per part de qui ho ha de fer. Tant e treball de Joan a Gandia com el teu a PUV mereixen molt més que una entrada al meu bloc però, ara per ara, és l'únic que podem fer.

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  5. Moltes gràcies, amics. Tots ho sabeu: ha estat per a mi molt important haver eixit de Gandia amb la satisfacció d'haver fet la faena que m'havia estat encomanada. Després de dimitir, he pogut dir el que pensava on i a qui calia; així que ara no desitge cap altra cosa que tota mena d'éxits al meu succesor. Una abraçada.

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