01 agosto, 2009

La poesía de Juan Planas



Acabo de leer por segunda vez en quince días, El bálsamo de la indiferencia (Calima Ediciones, 2008), último poemario publicado hasta la fecha por Juan Planas Bennásar y primero de una trilogía cuyos restantes títulos - Resumen del cuerpo (Baile del Sol) y Tratado de las cosas sin nombre (Calima Ediciones) - están pendientes de aparecer próximamente.
Antes de comentar lo que me ha parecido, lo poco o lo mucho que he entendido y lo poco o lo mucho que me ha gustado, debo agradecer públicamente a su autor que me facilitara en su día el acceso al libro porque, aunque imagino y deseo que no sea el caso de éste (he puesto arriba un enlace a una librería en donde se puede encontrar fácilmente), reconozco que determinadas librerías valencianas me vienen dificultando más de lo deseable, la tarea de encontrar los escasos poemarios por los que me he interesado últimamente. Sé que no es ésa la causa (ojalá lo fuera), ni es excusa, pero no deja de ser un elemento disuasorio que contribuye a que la gente (incluidos los historiadores; yo el primero) haya perdido la sana costumbre de abandonarse de vez en cuando a la lectura poética, saliendo - como ha dicho el propio Planas - del mundo "ficticio" de la política que tanto nos ocupa y preocupa, y entrando en el "mundo auténtico" que es la poesía.
Dicho esto, debo decir que mis impresiones son las propias de alguien que lee muy poca poesía. Sí, lo reconozco. Mi incultura poética es, haciendo honor al título de este blog, vastísima. No sé si es algo común entre los españoles, si sólo es común entre los historiadores, o si ni una cosa ni otra tienen mucho que ver; pero sí, admito que mi ingenua costumbre de leer a Bécquer, Neruda o Benedetti para intentar ligar por el Messenger ha pasado - visto el nulo éxito de la estrategia - a mejor vida.

En ese sentido, mi lectura de este libro ha supuesto en parte, un reencuentro con un hábito ya olvidado. Y debo decir de entrada, que el reencuentro y el esfuerzo que supone para un lector acostumbrado a la pesada e indigesta prosa que caracteriza a la mayoría de historiadores, ha valido la pena.

A simple vista, lo primero que me ha llamado la atención de El bálsamo de la indiferencia es la estructura y la forma de los versos: la forma en la que el poema está escrito. En este libro de Planas, como en los buenos libros de poesía, la estructura del poema es el propio poema. O parafraseando el título de un conocido libro de Hayden White, es en la forma donde debemos buscar el contenido. Como
ha dicho en alguna ocasión el propio autor, la apariencia de este libro es la de un monólogo en el que la voz del autor se desdobla o, lo que quizá sería más adecuado, un diálogo entre dos voces que son la misma y no lo son, que se superponen unas veces y se contradicen en otras, en una constante lucha dialéctica por prevalecer la una sobre la otra, por imponerse una con su lenguaje a la otra. Porque el lenguaje es, en efecto, protagonista indiscutible de este poemario; el lenguaje creador que nombra las cosas y el lenguaje limitado que es incapaz de decirlas: Habría que quitarles límites a las palabras / y usar su indiferencia como bálsamo / para la fría rigidez de la parálisis. Todo a la vez y nada al mismo tiempo.

Por debajo del lenguaje y dominado por él en todo momento, el tema de la muerte [Desde siempre lo supe. Escribo / porque temo a la muerte / - callejear sus plazas desiertas y luego olvidarlas], y la convicción de que todo esfuerzo es inútil [Aquí yace la raíz, aquí yace el cuerpo. / Aquí la certidumbre de que todo es estéril / el conjuro y la magia, la expectación, la ternura] y toda ilusión, vana. La idea del triunfo - como leo en el último poema - "de la indiferencia sobre la pasión".

Otro hilo conductor del libro (al menos así lo he leído yo), es un recurrente sentimiento que flota en el ambiente y que a mí me inspira la nostalgia de un tiempo - paradójicamente atemporal - pasado, de una realidad que pudo haber sido y - gracias a nuestro empeño - no fue. Sensación de una oportunidad perdida por la especie humana y sensación de vagar a la deriva, sin una meta clara, sin rumbo, indiferentes: Más allá está el mundo / Como nosotros / en paradero desconocido.

Ésa es la sensación que me han dejado los desolados versos de Juan Planas: ni un poso de tristeza pesimista, ni un halo de melancolía enfermiza; sí una sensación de desasosiego y futilidad, de lo absurdo de esa idea trágica de la existencia y lo cómodo que resulta, a veces, nadar contra corriente, a favor de la indiferencia.

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Y como regalo final, mi pieza preferida (por afinidad temática, ya lo explicaré) del libro:

Ahora somos animales enjaulados.

Nos fue dado encontrar refugio en las selvas
y edificar allí ciudades espantosas,
salpicadas de puentes voladizos,
lianas y cementerios al aire libre.
Vivimos en los túneles cerrados
pero aquí el mal es transparente.

Nunca sabemos cuándo ha de llegar
la triste comitiva del traslado.
Tememos sus camiones de mudanza.

[
Llegan en oleadas imprevistas
y los que han de morir, desaparecen.
Hay en esta liturgia de renovación
la sospecha constante de un engaño
]

No hay forma de echar raíces en el liquen.

Juan Planas Bennásar, El bálsamo de la indiferencia, p. 20


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6 comentarios:

  1. Mil gracias, querido, por tus palabras (Ya sabes que adoro el silencio pero que también me abruma el que suele rodear mis versos:-)

    He de corregirte, y mal que me sabe, tu transcripción de tres de mis versos (pag 41). Allí dicen:

    "Habría que quitarles límites a las palabras/
    y usar su indiferencia como bálsamo/
    para la fría rigidez de la parálisis"

    ***

    Pero eso es lo de menos. Enviarte el libro (a ti y a tanta otra buena gente) es una de la pocas maneras que tengo de vencer la indiferencia de los mandarines de la crítica. También es una búsqueda de complicidad más allá de cualquier fin (complicidad hipertélica) y es, al fin, una palpable y hermosa confirmación de que la amistad existe:-)

    Un fuerte abrazo!

    Juan Planas Bennásar

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  2. Disculpa la errata, Juan. Ya está debidamente corregido. Un lapsus incomprensible porque tenía apuntadas todas las citas. Bueno, o quizá sea comprensible. El tema es que el post lo escribí ayer por la tarde, pero como me cuesta un mundo darle formato con la plantilla ésta que todavía no manejo bien (quería poner los enlaces a tus videos, las cursivas donde toca, etc), no me dio tiempo a terminarlo. Luego me fui de cena con unos amigos y volví a las tantas... Como no tenía sueño me puse a terminarlo y volví a tener problemas (cosas de éstas como poner tres espacios entre líneas y ver que te salen juntas luego, poner la cursiva y ver que se te va otra cosa, etc.). Al final lo publiqué a la intempestiva hora de las seis de la madrugada (aunque estaba en mis plenas -y pocas- facutades mentales intactas, eso sí).

    Al margen de estas peleas mías con la plantilla, te digo a ti y a todo el mundo que leer tu libro y escribir sobre él ha sido un auténtico placer. Ahora estoy con "Los pliegues ocultos" y seguiré con los demás. Me tengo que administrar la poesía en dosis homeopáticas porque si no, mi cabeza cuadriculada de historiador no me deja saborear cada verso y cada palabra. Estoy acosumbrado a la escritura prosaica y debo leer cada poema una y otra vez para captar su esencia. Es un magnífico ejercicio lector.

    Y por cierto, Juan, aprovecho para decirte que intenté poner un enlace a la web de Calima Ediciones pero no vi tu libro (éste último) en el catálogo electrónico (por eso puse a la Casa del Libro). Te lo digo por si no estás al corriente de eso, aunque imagino que sí. Les he escrito un correo al respecto.

    Un fuerte abrazo igualmente!

    PS: Desconozco el motivo pero, ayer mientras terminaba de colgar y retocar la entrada se produjo un conjura de lesctores latinoamericanos que entraron en mi blog (de hecho ya es el día que más visitas he recibido cuando son apenas las 12:00). Me instalé un localizador de visitas (se ve a la derecha de vuestras pantallas, parte baja) donde se puede ver la procedencia geográfica de mis lectores. Ya conocen tu libro en media América Latina, EEUU, Canadá y Turquía. En fin, cosas de Internet, supongo...

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  3. Lo de las visitas merecería un estudio aparte. Hace años que mantengo una escuálida media de unas 60 visitas diaris salvo los dos últimos 31 de diciembre (esos días se disparó de manera rarísima). Luego está que alguien con mucha audencia te enlace y cosas así. Y Google, por supuesto.

    Calima tiene la web desactualizada, pero creo que pronto J.J. se pondrá las pilas...

    Un fuerte abrazo!


    Y otro apunte. Es:

    -Callejear sus plazas desiertas y luego olvidarlas.

    ;-)

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  4. Corregido también. Gracias por apuntármelo. Con tanta pantalla y vista previa uno al final ya lee lo que no escribe.

    He enviado un correo doble (a la direcciones de Madrid y Palma) a Calima. Si alguien quiere el libro lo encuentra fácil en La Casa del Libro, pero les conviene tenerlo en su web para que la gente entre y vea el resto del catálogo. Como trabajo en una revista digital entro a muchas páginas de editoriales y hablo con muchos jefes de prensa de editoriales. Estoy cansado de decirlo: hoy en día toda editorial debe tener una página web solvente y deberían hacer algún tipo de esfuerzo (gastos de envío gratis por compras importantes, descuentos en próximas compras, etc.) para recompensar a la gente que se molesta en buscar la web de la editorial y no se limita a Casas de Libros, Amazons y cosas de éstas. Como es natural, nadie me hace caso.

    Lo de los contadores es un submundo aparte. Me puse uno modesto para tener una simple orientación. Luego me puse el geolocalizador éste y cada día me desorienta. No me explico cómo puede ser que hoy hayan entrado 8 estadounidenses (y de ciudades diferentes porque te dice hasta la ciudad concreta), 6 brasileños, 2 canadienses, 2 venezolanos... Me pregunto el porqué hoy sí y ayer o mañana, no. En fin... Lo que sí que he visto es que a diferencia de la semana pasada, ya empiezo a salir en Google. Poco a poco.

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  5. Desde luego la indiferencia hoy es el único bálsamo posible para soportar la noticia del archivo del caso Gürtel.Hay que joderse con las querencias políticas de los jueces.

    Me retiro ,por unos días, a un merecido descanso.
    Buen verano.Seguiremos a la vuelta


    R.S.R

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  6. Así es, amiga R.S.R. La indiferencia es un buen mecanismo de defensa. Y la lectura de buena poesía un buen bálsamo.

    Que pases unas buenas vacaciones. Aquí estaremos para cuando vuelvas. Un saludo.

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