20 agosto, 2009

Las lecciones de Ronald Reagan


El nombre de Ronald Reagan reaparece constantemente en la prensa política norteamericana. Aunque no suele salir bien parado en las listas de los mejores presidentes de la historia de los Estados Unidos, es indiscutible que fue un tipo con gran carisma y que supo ganarse el favor de gran parte del pueblo norteamericano. Para bien o para mal, durante los últimos diez años mucha gente ha vuelto la mirada hacia lo que hizo este actor californiano metido a presidente. Durante los años de George W.Bush, la derecha conservadora americana ha rescatado la figura reaganiana como la de un visionario que supo adelantarse a su tiempo, sentando las bases del hoy famoso movimiento neocon. Por su parte, los medios liberales y progresistas americanos siguen usando a Reagan como el ejemplo perfecto de político mediocre y sobrevalorado, como el modelo que representa los valores más retrógados y reaccionarios del Partido Republicano. Sea por lo que sea, el tema es que la gente se sigue acordando de Reagan y de sus célebres y personales aportaciones a la teoría política, resumidas a la perfección en aquella conocida sentencia en la que explicaba que "el gobierno no puede resolver problemas, porque el mismo gobierno es el auténtico y principal problema.

La última invocación de la figura reaganiana la he leído esta mañana en The Wall Street Journal. Como los seguidores de este blog sabrán (el otro día ya traté el tema), el asunto del verano político en USA está siendo la reforma sanitaria que pretende implantar el bueno de Barack Obama. El debate está siendo largo e intenso (repasando la prensa americana todos los días me encuentro con mil editoriales, artículos y entradas de blogs sobre la cuestión candente), aunque en términos prácticos, muy poco productivo. Mientras los medios de izquierdas (el otro día citaba a The New Yorker) siguen defendiendo la bondad de las intenciones de Obama, la derecha mediática americana sigue en sus trece, negando la mayor y sacando todo tipo de argumentos en contra de una medida que ellos tildan de encubierta maniobra socialista.
Daniel Henninger es subdirector editorial de The Wall Street Journal y una de la voces autorizadas en la prensa conservadora americana. Todos los jueves publica una columna ("Wonder Land") en la que analiza un aspecto de la atualidad política estadounidense, desde ese punto de vista conservador en lo político y neoliberal en lo económico, que caracteriza la línea editorial de su periódico. En la columna que publica hoy - In Government We Trust? - Henninger pone el acento en un aspecto de este debate sobre la reforma sanitaria que, a mi juicio, invita a una interesante reflexión.

El argumento de Henninger es sencillo y fácil de entender. Según él, el rechazo que ha provocado entre la opinión pública americana (no hablamos de la oposición, eso se sobreentiende) el anuncio de la reforma por parte de Obama, obedece al hecho de que la gente ya no se fía un pelo de nada ni de nadie que huela a gobierno, a establishment. Todo el apoyo recibido en su día por Obama, se ha vuelto en desconfianza y descreimiento, en recelo.

Uno de los principales motivos de este cambio de actitud, quizá el fundamental, es que la gente está hasta el gorro de que todo el mundo (políticos, banqueros, vendedores, etc) le tome el pelo y, ante esta evidencia, adopta aquella actitud tomista de creer sólo lo empíricamente visible y constatable. La crisis ha hecho estrágos y la derecha americana ya se ha encargado de anuncar que la reforma sanitaria la pagarán los impuestos de la gente honrada y trabajadora. En resumen, aquello del "virgencita, virgencita..."

Según Henninger, Obama ha caído en la vieja trampa que supo esquivar Reagan, el único que comprendió en su día, que a la gente no le interesa para nada el gobierno porque no confía en los políticos. Para avalar su postura, Henninger cita una anécdota según la cual, Reagan solía bromear diciendo que las palabras más terroríficas de la lengua inglesa son: "I'm from the government and I'm here to help". Al haber planteado su reforma en plena crisis ecónomica y con los problemas que afectan a la gente en Estados Unidos, dice Henninger, Obama ha incumplido este mandamiento reaganiano y ha provocado el efecto opuesto al pretendido, generando desconfianza en una acción que, en teoría, sólo puede reportar beneficios.

En este sentido, la conclusión del artículo sería ésa: no iba tan mal desencaminado Reagan cuando decía que el gobierno, más que la solución, es el problema de los americanos. Visto así, es cierto que a Obama le está pasando factura mucha gente. Ya dije aquí mismo que los beneficios electorales que Obama sacó de la crisis cuando todo el mundo culpó a Bush, se iban a volver en su contra desde el mismo momento en que era él quien debía governar a esa gente con los escasos recursos que la crisis le estaba dejando. Al margen de esta simple constatación, me parece que el artículo de Henninger es más interesante de lo que parece. Aunque nos podamos quedar con la imagen del proverbial humor reaganiano (A mi me gusta mucho aquello que dijo una vez: "Dicen que el trabajo duro no ha matado a nadie, pero yo me pregunto, ¿por qué arriesgarse?"), la idea de que los norteamericanos (y en esto lo hago extensible a los españoles y al momento actual) se sienten cada vez más alejados y desligados de sus políticos es un interesante tema de debate. Por qué cuando Obama era candidato a todo el mundo le parecía que hablaba muy bien y tenía mucho sentido lo que decía, y ahora que intenta cumplir con lo que prometió, se encuentra con que la gente no se compromete. Es como si una vez llegado a la presidencia, el objetivo ya estuviese cumplido. Ya hemos demostrado que podemos tener un presidente negro; ahora ya lo que haga o deje de hacer es cosa suya.

9 comentarios:

  1. Era todo previsible. Cualquier movimiento que alterase los intereses creados iba a ser atacado y con virulencia. Obama comienza a ser golpeado...previsible.
    Pero Obama conocía los límites. Lo dijo la semana pasada: "Cada vez que nos disponemos a aprobar la reforma sanitaria, los grupos de presión con intereses específicos en el statu quo usan su influencia y a sus aliados políticos para asustar y engañar a la ciudadanía americana...Los que se oponen a la reforma dirán cualquier cosa con tal de asustaros sobre lo mucho que costará pasar a la acción´. Lo previsible.
    Lo imprevisible, lo por venir: hasta dónde forzará y aguantará la presión y cuál será el desagaste político de todo ello.
    Desde este lado del Atlántico la cobertura social de la sanidad es algo irrenunciable, desde una óptica, claro está, social y democrática...¿Socialista?

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  2. Debe ser verdad aquello que decía un personaje de Woody Allen, que "comedia es igual a tragedia más tiempo", es decir, que las cosas más horrorosas terminan haciendo reír cuando se alejan en el tiempo sus siniestros efectos. Con Reagan me pasa esto,que me parece un personaje irrisorio. Sospecho que si tal cosa no acaba de pasarme con Bush es porque la variable del tiempo en su caso aún no ha sumado lo suficientemente. Bien pensado, la era de Reagan y Thatcher en el eje anglo-americano da lugar a la operación de triturado del Welfare State que legitimaron los intelectuales neoliberales y cuyos peores efectos ahora padecemos. No deja de ser paradójico que sean estadistas los que parten del principio de que el Estado es siempre un mal, si acaso un mal necesario. A mí me parece una ideología terriblemente dañina, pues sus efectos, cuando se pone en práctica, tienen consecuencias nefastas de las que luego es mucho más difícil recuperarse. La debilidad de las legislaciones nacionales y de las estructuras institucionales que controlan las operaciones de las grandes empresas transnacionales es el mayor "logro" del reaganismo. A ver si aprendemos.

    En cuanto al tema de la reforma sanitaria, te hago una pregunta. No sé si entiendo bien lo que Obama plantea, que por cierto creo que es una medida que ya planteó en su momento Teddy Roosvelt y que a Clinton le tumbaron nada más proponerla, por las razones de miedo ancestral a la universalización de lo público de los norteamericanos a la que aludías. Si no lo entiendo mal lo que pretende es extender la protección a todos los sectores sociales para corregir el mal de casi cincuenta millones de personas sin cobertura. Lo aparentemente paradójico es que presenta la medida como un ajuste de tiempo de crisis para paliar los defícits de la hacienda pública. Según parece, los servicios están en gran medida delegados sobre seguros privados que cobran cifras abusivas al Estado. La idea -que algunos consideran muy "leninista"- sería la de prescindir de dichas mediaciones privadas para caminar hacia la autogestión. Me gustaría que me explicaras si es correcto a grandes rasgos este planteamiento.

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  3. Juan Antonio: tampoco yo sé hasta dónde aguantará la presión Obama, pero lo que está claro es que el desgaste es y será tremendo. Yo creo que Obama ha visto en la crisis la oportunidad de pasar a la historia de los EEUU siendo el presidente que logró la mayor reforma sanitaria desde su fundación. Creo que él ya sabía que ese sería el pilar fundamental de su política y el que más oposición iba a encontrar. Por eso, creo que, aparte de que coincida con la crisis, ha elegido este momento porque se supone que ahora, recién elegido y con su índice de popularidad en lo más alto (hablo de antes de anunciar la reforma, claro), es el mejor momento para plantear algo de tal embergadura, antes de que le empiecen a salir problemas (que le saldrán) que mermen su popularidad.

    David: sobre la reforma sanitaria, es correcto todo lo que dices. Es un tema muy complejo que necesitaría más espacio, pero la idea es ésa. Lo que pretende Obama es, evidentemente, abaratar costes. Por paradójico que parezca, en EEUU el gobierno gasta más en sanidad que en Europa. Al no tener un sistema de salud público, todo el mundo depende de los seguros privados. Esto le afecta al gobierno porque las empresas que contratan seguros para sus trabajadores se benefician de las subvenciones y los incentivos del gobierno. Las aseguradoras que saben esto, ven que los patronos no reagatean las cuotas (cuanto más paguen más degravan luego) y tiran por arriba. Luego la factura la paga el gobierno. Obama no pretende instalar (como alguien va diciendo por ahí) una cobertura universal gratuita. Eso no pasará nunca en EEUU. En el Estado de Massachusetts, que es - para entendernos - como la Cataluña de EEUU, el estado más moderno y rico, sí que tienen un sistema que obliga a todo el mundo a tener un seguro sanitario, pero tampoco es gratuito. Las empresas están obligadas a contratarlo y el gobierno ayuda a aquellos que no pueden llegar. Lo que pretendía Obama era (lo expliqué en el post anterior sobre el tema) crear una especie de seguro público subvencionado (que no gratuito), que compitiera con los privados y obligara a que estos bajaron sus abusivos precios. La idea era generar competencia para que el cliente saliera ganando. Esto que parece tan lógico, no lo es porque en EEUU todo el mundo tiene la creencia de que si al vecino le ayudan en algo, a mi me están fastidiando por alguna parte.

    La gente que ahora se puede permitir el lujo de tener un seguro privado, no quiere rebajarse a tener uno público y mezclarse con otra gente. Creen que esto le quitaría calidad a su servicio (la rapidez y el buen trato de los médicos privados) y les condenaría a sufrir los que sufrimos los europeos (listas de espera interminables, masificación, etc). Luego están los pobres se solemnidad que se benefician del programa Medicaid y los mayores de 65 años que tienen el Medicare, que tampoco creen ceder un ápice y piensan que lo mejor es quedarse como están porque si hacen un reforma, a ellos les recortarán servicios por algún sitio. Y bueno, luego está el tema de que, de los 46 millones que no tienen seguro, hay gente (sobre todo gente joven que ahora se siente sana) que no se piensa gastar un duro en un seguro médico obligatorio porque prefieren gastarlo en otras cosas. En fin, que por unas cosas o por otras, hay mucha gente que no está por la labor y cada uno mira por él mismo y al vecino que le den...

    Y bueno, no sigo porque el comentario sería más largo que el post, pero el tema da para mucho y es sumamente interesante para aprender sobre el carácter de la gente en EEUU.

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  4. He sucumbido y me conecto,no quiero dejar de felicitarle por la claridad con la que explica el tema. Creo que aporta bastantes claves para entender la polémica suscitada con la reforma que pretende Obama.Coincido con usted en que una de ellas está en cómo se relaciona el ciudadano americano con el Estado,y en cómo organiza la atención a los más desfavorecidos.En Europa,ésta atención pasa por la construcción de un Estado de Bienestar con todas sus deficiencias, si se quiere, y teniendo en cuenta que además en nuestro país es bastante reciente(las primeras leyes de Servicios Sociales son, creo recordar, del 87, y la ley de Pensiones No copntributivas del 90).Para ellos la ayuda sigue pasando por las organizaciones de caridad, el ejercito de salvación ...(aunque las últimas medidas adoptadas por nuestra alcaldesa respecto de como ha gestionado el 1% del equivalente del Plan de fomento y estímulo de la inversión local, no es muy diferente).
    Por otra parte, como muy bien dice, para ellos "el Estado es el problema",para nosotros es ese "padre omnipotente"y que esperamos ,por poner un ejemplo,que nos enmiende las pérdidas de aventuras condenadas como la del Forum filatélico.En fin, creo que hay diferencias.

    Un saludo desde el País de los mil lagos.
    R.S.R.

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  5. Amiga R.S.R., no sabes cuánto te agradezco la felicitación. El otro día me preguntaba un amigo por el trabajo que me daba el blog y por los intangibles que me reportaba. Llevo unos días planteándome si tiene mucho sentido dedicar tanto tiempo a hacer estas entradas largas y elaboradas. Cuestan mucho tiempo de hacer y no tienen mucho éxito de lectores.

    Es muy interesante lo que plantea sobre la relación del ciudadano con el Estado, en España y en Estados Unidos. Efectivamente, no tiene nada que ver. Tocqueville tiene páginas brillantes, para mi de las mejores de su libro, en las que habla de la distancia con la que el americano medio percibe al Estado (al Estado federal, no a su propio Estado). Es una cultura política totalmente diferente la del americano y la del europeo. Vicenç Navarro tiene artículos muy interesantes en los que compara el sistema sanitario europeo y el americano. Es un tema muy interesante. Hoy precisamente he escrito unas breves páginas sobre la visión que tenemos los europeos de los americanos. En el fondo, todo es una incomprensión recíproca entre unos y otros.

    Un saludo y abríguese. Con el calor asfixiante que estamos padeciendo en Valencia y usted por esas tierras!

    Paco Fuster

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  6. ¡Bravo!

    ¿Por qué habría que confiar en los políticos? Dame una razón, una.
    Yo confío en mi cardiólogo y en mi señora. Es, en ambos casos, una cuestión de fe. Hasta ahí llego.
    Los amigos son caso a parte.

    pd. De cómo manifestar recelo: lo del bigotito hitleriano es odioso, por manido y estúpido. Lo de Jocker, sin embargo, tiene su gracia.

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  7. ¿Y cómo sabe que su mujer no se entiende con su cardiólogo?

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  8. Estic amb tu Àngel. A Reagan el va prendre l'esquerra com un inepte ignorant però en el fons - i en la superficie - deia coses molt interessants que ningú no s'atrevia a dir. "Verdades como puños" que diuen els castizos. Parlant de "castizos", deia Jardiel Poncela que "los políticos son como los cines de barrrio; primero te hacen entrar, y luego te cambian el programa".

    La confiança es sempre un acte de fe. Tota la vida recordaré una entrevista que li feren a un árbitre de futbol molt famós en la que li demanaven arguments i motius de pes per a confiar en la justicia arbitral i no pensar que sempre s'afavoria als equips grans. "Argumento ninguno - deia sincerament l'home - . Si os pedimos que confiéis en nuestra labor es precisamente por eso, porque la confianza es algo que uno tiene o no tiene. Si os tuvieráis mil argumentos ya no sería confianza, sería certeza, y en esta vida uno tiene certeza de muy cosas".

    PS: A los cardiólogos conviene tenerlos siempre cerca. Para evitar males mayores, de todo tipo...

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