El tema de la semana pasada - y de ésta - en Estados Unidos ha sido el de las dificultades que el presidente Barack Obama está encontrado a la hora de implementar (se ha puesto de moda esta palabra) la mejora del sistema de salud americano que prometió durante su exitosa y triunfal campaña electoral, hoy olvidada.
Como leo en The New York Times, la mejora de la sanidad americana es, posiblemente, la legislación más compleja en la historia moderna de país. Sabedor de esto, Obama propuso en su programa electoral una reforma que, sin ser nada del otro mundo (el objetivo no era ni mucho menos una cobertura universal al modo europeo), sí que trataba de dar un paso adelante en la línea de ir extendiendo poco a poco un derecho que muchos americanos consideran imprescindible. En este sentido, una de las novedades propuestas por Obama era la creación de un seguro de salud público que todos los estados pudieran ofrecer al americano medio a un precio razonable. El objetivo de este nuevo seguro no gratuito era evidente: alentar la competencia con las aseguradoras privadas e intentar que éstas bajasen los precios y ampliaran su cobertura.
La idea de Obama era irse de vacaciones con el proyecto de ley redactado. Por las fechas en las que estamos, me temo que no va a ser así. Las negociaciones entre republicanos y demócratas se están complicando y tampoco ayuda mucho la aparición de otro elemento interno del Partido Demócrata que está dificultando mucho la tarea. Me refiero a los famosos - en EE.UU, aquí no los conoce ni Dios - "perros azules". La Blue Dog Coalition es, por decirlo de forma clara, una pequeña - pero incordiosa para el resto - facción del Partido Demócrata americano formada por demócratas conservadores que promueven ante todo el conservadurismo fiscal y la austeridad del gasto público. Como leo en la última columna de Paul Krugman, es precisamente este grupo el que está llevando - con nulo éxito según Krugman - el peso de la negociación. De momento, entre unos y otros han conseguido que la cosa se estanque y se aplace hasta después de vacaciones. Consecuencia lógica de este retraso sobre las fechas previstas (aunque Obama se dio de plazo hasta final de año, su idea era dejarlo encarrilado antes de agosto) ha sido la aparición de las primeras voces críticas con todo el asunto. Rescato solamente dos opiniones, dos puntos de vista antagónicos: uno progresista; otro conservador.
La primera es la voz que da título a este post. Me refiero al republicano Jim DeMint, senador de los Estados Unidos por el estado de Carolina del Sur. El señor DeMint se despachó hace unos días contra el plan de reforma sanitaria de Obama con unas declaraciones que han hecho fortuna en la prensa americana. Decía DeMint que "si conseguimos parar a Obama en esto, esto será su Waterloo. Esto será lo que acabe con él..." Esta comparación histórica de DeMint ha tenido eco también entre analistas y politólogos progresistas que, preocupados también por el asunto, empiezan a ver en el tema sanitario un punto de inflexión que puede marcar la consolidación de Obama o, en caso de fracasar, el inicio de su propio fin como político. En este sentido, la columna de Krugman que enlazo arriba termina profetizando - como buen economista, a Krugman le encanta profetizar - que el colapso de la reforma se puede llevar por delante la presidencia de Obama.
La otra opinión que me gustaría traer aquí es la de Hendrik Hertzberg, analista político de The New Yorker y uno de los mejores columnistas de la premsa americana, por la ironía y erudición (suele citar muchos fragmentos de obras literarias) que imprime a sus textos. De Hertzberg suelo leer casi todas las columnas que publica en la famosa sección del NY, The Talk of the Town. En su última columna, Hertzberg también trata el tema de las dificultades de Obama con su plan sanitario. Critica a los citados Blue Dogs y, sin ocultar su filiación política, ataca claramente a unos republicanos que, en su opinión, practican una oposición "nihilista" hacia cualquier cosa que suene a reforma (ya saben aquello de que Obama es un socialista-marxista-comuinista encubierto). Dice Hertzberg que Obama puede "sobrevivir" al "asesinato" de su reforma sanitaria, pero insiste en que debe estar muy despierto para que cosas como ésta no se repitan.
Sinceramente, no tengo ni idea de lo que pasará. Lo más probable: que la reforma - tal y como la pensó Obama, al menos - no se lleve adelante. La oposición es demasiado fuerte y, sobre todo, la crisis demasiado real. Lo que tiene la crisis - entre otras cosas - es eso, que cuando estás en la oposición como estaba Obama, te viene de perlas (miren si no al PP, lo contento que está con la encuesta de intención de voto de ayer), pero cuando estás en el poder se vuelve en contra. La recesión que vive la economía americana es el argumento perfecto para que republicanos y demócratas conservadores bloqueen la reforma "sine die" o aprueben una reforma - como yo creo que sucederá - light, matizada y recortada respecto a la inicialmente prevista. Ya lo veremos los demás; ya lo sufrirán o disfrutarán los americanos. God bless them!
Qué bien pensado y qué bien escrito. Fanfástico post!
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. Se hace lo que se puede.
ResponderEliminarSospecho que el americano medio vive en medio de una gigantesca paradoja. Si llega a caer en las garras del sistema público de sanidad, dirá que "We live in Mexico". Le entrará la misma indignación contra la administración pública que cuando ésta fracasó escandalosamente con el asunto del Katrina en New Orleans, donde la labor de prevención, modernización de infraestructuras y protección y rescate de los afectados fue tan brillante como el de cualquier narco estado asiático o república bananera de esas de las que los yanquis se sienten tan lejos. ¿Solución? Pagar más impuestos... Y claro, eso jamás. Nada parece irritar más a ese honrado common man formado en el espíritu contenido, virtuoso y ahorrativo de Benjamin Franklin y Jonathan Edwards que la insistencia de "esos burócratas de Washington" en pedir más recursos. Y vuelvo a preguntar: ¿solución? Sálvese quien pueda, es decir, sufraguémonos seguros privados y los pobres que se apañen. Curiosa manera de entender la solidaridad nacional, debe ser esto a lo que Bushito llamaba el "capitalismo compasivo".
ResponderEliminarLo tiene difícil Obama para presidir tal país. Y nosotros pensando en imitarlos.
Amigo Montesinos, a ti que eres simpsoniano como yo no sé si te sucede lo mismo. Yo siempre que oigo hablar del tema de la sanidad americana y los seguros que ofrecen las empresas a los trabajadores, acabo acordándome del célebre capítulo en el elegine a Homer como nuevo jefe del sindicato de la Central Nuclear y se le plantea el problema de tener que renunciar a un seguro dental que cubra la ortodoncia de Lisa. Aunque mucha gente los vea por diversión, no mejor serie para entender la vida del americano medio que Los Simpson. Ahí está todo.
ResponderEliminar¿Que Obama lo tiene difícil? Y tanto. A mi me hacen gracia las editoriales de algunos periódicos españoles (la de ayer de "El País", por ejemplo) qe acusan a Obama de perder fuelle. Durante la campaña estos medios se volcaron con Obama. Ahora porque ven que no puede cumplir todo lo que prometió le acusan de perder fuelle y de flaquear. Que creían que esto iba a ser un paseo triunfal. Como digo en el texto, la crisis no discrimina y es para todos. Los votos que Obama le ganó a Bush por la crisis son los mismos que ahora le piden cuentas. Es ley de vida...
Gracias por las indicaciones para entrar al blog,seguiré el camino más largo para que le computen las visitas y alimentaré su ego...pero solo un poco.
ResponderEliminarA colación de las dificultades de Obama para gobernar hoy viene un artículo interesante en el País, de Miguel Angel Bastenier, que ilustra de manera clara y resumida los frentes que tiene abiertos el Presidente Obama.
A leer el comentario de David.P.Montesinos acerca de la solidaridad nacional del americano medio y del "Conservadurismo compasivo" del que habló Bush en su discurso de investidura ,me ha traido a la cabeza un artículo de J. Habermas en el que sostiene que :" La decisión de mantener o no niveles apropiados de bienestar social depende bastante del grado de apoyo que tengan las ideas de justicia distributiva.Pero las orientaciones legislativas únicamente mueven a las mayorías de los votantes en la medida en que puedan hacer una llamada abierta a tradiciones "fuertes" inscritas en las culturas políticas establecidas".A la vista de los resultados ,una se pregunta sí finalmente quién representa mejor las ideas del americano medio es Bush y no Obama.
R.S.R.
Amiga R.S.R., varias cosas:
ResponderEliminar1.- No te preocupes por mi ego. Como te dije ayer, entra al blog de la forma que te sea más fácil. Con eso me quedo más que satisfecho y contento.
2.- No me hables de usted, por favor. Por lo que te he leído (yo aquí tuteo a todo el mundo con el permiso ímplicito) aquí y en el blog de Justo, creo que eres una chica joven (imagino que ex alumna de Justo; quizá me equivoco). Aunque no lo ponga el perfil, tengo 24 años. Dentro de lo que cabe, soy joven y nos podemos tutear como haríamos en la calle.
3.- No he leído el artículo de "El País" que citas pero lo buscaré ahora mismo. La cita de Habermas muy oportuna (gran autor Habermas; la semana pasada lo cité en mi intervención en Gandía). Efectivamente, el tema de la sanidad pública no forma parte de la cultura política americana. Todo lo que sea intervencionismo del Estado (aunque sea para bien) va en contra de la mentalidad liberal americana. Al Partido Republicano le falta el aire para acusar a Obama de socialista cada vez que propone alguna medida relacionada con las coberturas sociales. Te recomiendo un artículo de Hertzberg, el editor de "The New Yorker" que cite en una reseña para OdP. Se titula "Barack Obama is a socialist?".
El tema de si Bush está más cerca de la clase media americana que Obama es un tema muy interesante. De hecho, ése es uno de los argumentos favoritos de los republicanos americanos: que ellos representan a la clase media trabajadora. Mira si no la campaña que hizo Sarah Palin (un día hablaré de ella) identificándose con la sacrificada y abnegada madre de familia ("hockey mom") americana.
Y paro ya porque si no escribiré un texto más largo que el post, jeje. Pero volveremos sobre el tema americano y sobre Obama. Gracias por tu fidelidad electrónica, R.S.R.
Quizá el error sea (re)interpretar a Obama con claves europeas y no con las americanas... Ahí, entre Obama y Bush la diferencia es sólo formal. Que no es poco:-)
ResponderEliminarEvidentemente, Juan. El error de toda nuestra mirada sobre los EEUU (desde su presidente hasta sus hamburguesas) es que es una mirada europea occidental, basada en esquemas igual de reduccionistas que los americanos, son la única diferencia de que a ellos no les importa mucho cómo nos organicemos nosotros. Hace tiempo publiqué un breve texto (fácil de encontrar en Google) titulado "¿Quién es Barack Obama?", en el que reflexionaba precisamente sobre eso, sobre lo que es Obama y lo que creemos que es. Entre Obama y Bush quizá haya más diferencias pero, sin duda, la formal es la más visible y la fundamental por la misma razón. Como sólo nos quedamos en la superficie de las cosas (en ese artículo que citaba me pregunto quién ha leído los libros de Obama, quién leyó en su día el programa), sólo podemos valorar eso: las formas, el envoltorio.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Igualmente, Paco. Yo, por supuesto, no he leído ni los libros de Obama ni los de Bush (?) (ni tampoco sus respectivos programas:-)
ResponderEliminarJuan