05 agosto, 2009

Grandes Discursos (I): Steve Jobs en la Leland Stanford Junior University


La Universidad de Stanford, sita en la californiana localidad de Palo Alto, en pleno Silicon Valley, es mundialmente conocida por ser una de las universidades más caras, elitistas y prestigiosas de los Estados Unidos. Stanford se precia de contar entre su plantilla de docentes con más de una veintena de premios Nobel y presume de haber dado cobijo en sus aulas, a algunos de los informáticos y científicos de mayor prestigio, e incluso a algún presidente de los Estados Unidos.

En la línea de esos actos litúrgicos y teatrales que vemos en las películas americanas, esos fastos pomposos que dan glamour y solera a una institución que se quiere ejemplar y ejemplarizante, esta alma mater californiana celebró el 12 de junio de 2005 su tradicional y solemne acto de graduación; ya saben, la clásica imagen de los alumnos sonrientes y ataviados con el birrete y la toga.

Lo diferente de este acto fue la persona escogida para pronunciar el protocolario discurso de apertura - Commencement addres - del acto. Si en otras ocasiones había sido una personalidad política de tronío o un intelectual de reconocido prestigio (normalmente ex alumnos de Stanford), en este ocasión el elegido fue Steve Jobs, director ejecutivo de Apple y de Pixar Animation Studios, y una de las personalidades más destacadas en la historia de la informática y los ordenadores.

Cuando todo el mundo esperaba un discurso más o menos ortodoxo, entendiendo por esto la clásica versión del sueño americano y la vida exitosa ganada a pulso, Jobs sorprendió a propios y extraños con una entreñable reflexión sobre la azarosa historia de su existencia y sobre cómo había usado la muerte para dar sentido a su vida. Confieso que es uno de los mejores discursos que he escuchado, uno de los más sinceros y de los más creíbles.

Como una de las funciones de este blog era servir como una especie de archivo para aquellos documentos que, de una forma u otra, para bien o para mal, han influido en mi formación y -supongo- en mi persona, he decidido que los lectores de este blog que todavía no lo conozcan, tengan la posibilidad, la facilidad, de acceder a este documento y dedicar 14 minutos y medio de su tiempo a escuchar y leer (el discurso es en inglés pero está subtitulado) las palabras de Jobs. Creo, sinceramente, que merece la pena.

6 comentarios:

  1. "Seguid hambrientos, seguid alocados". Ya conocía el discurso pero ha sido un placer enorme recordar que sigue muy vigente. Gracias:-)

    Abrazos!

    Juan

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  2. Me alegro, Juan. Recuerdo que este discurso causó furor en Internet (entre los internautas americanos y latinoamericanos; aquí en España vamos a otro ritmo) días después de ser pronunciado. A los americanos les encanta la retórica y la solemnidad de estos actos litúrgicos. Miles de blogs lo reprodujeron y lo comentaron. Yo suelo escucharlo cada verano, antes o después de empezar el curso, como una especie de motivación. Salvando las enormes distancias (sobre todo en la cuenta corriente), a veces me identifico con Jobs en ciertas cosas que dice que le han ocurrido en la Universidad (aquello de pelarse algunas clases e ir a otras de oyente).

    De todas formas, a mi lo qe más me gusta es esa frase: "Si vives todos los días como si fuera el último, algún día tendrás razón".

    Si este blog sobrevive al verano, mi idea es ir colgando más discursos (en video), de forma que éste seria el primero de una serie. Quizá abra otra pronto con entrevistas famosas. En Youtube hay mucho material aprovechable.

    Un abrazo!

    Paco Fuster

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  3. Ho faré quan tingui una connexió decent!!!
    Abraçada ben forta

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  4. No t'arrepentiràs, Àngel. Tu que estaràs acostumat a escoltar i pronunciar discursos en fòrums universitaris, sabràs apreciar la originalitat d'aquest.

    Abraçada igualment.

    Paco Fuster

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  5. ¿Jobs en tan déspota y paranoico como por ahí se lee? Demoledor el reportaje del Semanal XL pasado.

    Me dan miedo los mesías, porque siempre intentar hacernos morder su manzana, para mandarnos al carajo del sudor de nuestra frente, y a doblón. Siempre he desconfiando de los tíos que usan sandalias y que aparcan por sistema en las plazas reservadas a los minusválidos.

    Nunca me ha gustado Apple porque más que una marca es una religión, y sus compradores más que usuarios son fieles o sacerdotes o profetas o ascetas que justifican al pontífice así salte por los aires el itouch de la niña.

    Manías... lo sé, o no tanto.

    Salutaciones.

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  6. No sé si Jobs es déspota. He leído en varios lugares que sí, pero tampoco me fio mucho. En este tipo de empresas tan grandes, supongo que haciendo una encuesta a los trabajadores encontraríamos de todo. Si te interesa el tema, este año tradujeron una especie de biografía de Jobs en la que se habla de todo eso: de la parte buena y visionaria (Apple, Pixar, Ipod) y de la menos buena (ese mal carácter del que hablas). El libro se titula "En la cabeza de Steve Jobs: la mente detrás de Apple" (Ediciones Gestión 2000, 2009).

    Un saludo y gracias por pasarte por aquí.

    Paco Fuster

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